lunes, 21 de marzo de 2011

UN DÍA SOLO


Aquella mañana de instituto no escuché el despertador, me desperté desorientado 3 horas más tarde. Me levanté y ví el despertador, estaba confundido, me pareció extraño, nunca antes me había fallado. Apresuré a lavarme, vestir y salir, bajé las escaleras con los auriculares puestos. Como siempre, decidí coger el camino más corto al instituto, iba distraído escuchando mi música favorita. Caminé hasta llegar a él, me acerque, entre por la puerta principal, me quité los auriculares y me extrañe. Enseguida me di cuenta de que no había nadie, no había conserje, profesores, ni siquiera el director. Entré en las aulas esperando encontrar a alguien, de nuevo, no había nadie.

 Volví a casa por el mismo camino, pensando en que quizás habría ido sin enterarme de que hoy no había instituto. Llegué a casa igual que salí, subí las escaleras, abrí la puerta y vi que no había nadie, me quité los auriculares y llame a mi familia por sus nombres, nadie me respondió. Entre en mi habitación y me senté en mi cama con la intención de intentar encontrar alguna excusa que explicase lo que sucedía, no pude, observe que  el despertador marcaba la misma hora a la que había salido.
Rápidamente encendí la televisión, me asuste aún más  al ver aquella pantalla gris.
El miedo iba poco a poco apoderándose de mi, Salí de mi habitación y bajé las escaleras a gran velocidad pero ralenticé mis pasos mientras bajaba hasta quedarme quieto, con el miedo, no me había dado cuenta de que no me podía escucharme bajar, mis pasos no producían ningún ruido. Solo existía el sonido de mi voz, lo demás era un profundo silencio.
Salí a la calle y mire hacia el cielo, las nubes se movían pero yo no sentía el viento. Bajé a la carretera y observé mi alrededor, todo estaba vacío, era un vacío que daba miedo. Desesperado y sin saber que hacer corrí por la carretera buscando alguien, o alguna señal de que hubiese habido alguna persona. Cansado me detuve cansado, me senté en el suelo apoyándome a la pared del edificio y tape mis ojos con mis manos como signo de angustia, miedo y desesperación. Pase un tiempo sentado, cuando de pronto oí un pitido  ascendente e intermitente que se oía a lo lejos, sin pensármelo dos veces corrí hacia aquel sonido, cada vez lo escuchaba con mayor claridad, cada vez me acercaba más.
Desperté en un hospital, en una habitación,  con unas vendas en la cabeza conectado a un electrocardiógrafo, sin recordar nada,  y mi padre sentado en un sillón junto a mi, dormido.
Según mi padre, llevaba 2 semanas en coma. Tuve un accidente de tráfico cuando caminaba de vuelta a casa.




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